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Mostrando entradas de abril, 2020

Hummm... Buena opción

- Hummm... ¡buena opción! - escuchó tras de sí Natalia. - ¿Perdona? - preguntó mientras se giraba con aquellos dos productos en la mano. - Te decía que es una buena opción - respondió el dependiente. - Si no he elegido todavía, sólo estaba comprobando estos dos snacks. - Cualquiera de esos dos que elijas es bueno - replicó - los nervios de toro secos con toque ahumado les suele gustar mucho a los perros y las orejas de cerdo de Babiera premiun también, así que elijas lo que elijas va ser una gran opción. - Es que mi perro es un poco "especialito" - contestó Natalia intentando hacer el gesto de comillas con las manos ahora ocupadas. - Incluso a los más raritos le gustan, en serio... ¡llévate uno y verás! Mañana puedes pasarte a contar qué tal - continuó el tendero medio sonrojado mientras pensaba que esa sería una buena ocasión para volver a verla. - Pues escogeré las orejas a ver qué tal - devolvió la bolsa de nervios de toro a la estantería y se dirigió a la...

Esta es la historia de cómo un pelo blanco llegó hasta mi sudadera

Esta es la historia de cómo un pelo blanco llegó hasta mi sudadera. Resulta que ayer miré la manga de mi sudaderas verde, la que es más tirando a pistacho con un logo de una protectora de animales de Pontevedra que no voy a mencionar, me encontraba sentada en mi silla de escritorio las manos sobre el teclado y lo vi allí pegado, quieto... mis ojos se clavaron en él y se llenaron de lágrimas al recordar su procedencia. Era un pelo más bien gordito y largo, algo ondulado y parecía mirarme con una sonrisa, cerré los ojos y una lágrima descendió por mi mejilla hasta la comisura de mis labios, me mantuvo así unos segundos y me abracé a mi propio brazo con aquel pelo tan emotivo... me pregunté para mis adentros por qué  las cosas tenían que ser así de tristes y apreté más los párpados mientras seguían brotando lágrimas: - Pst, eh! - escuché en voz bajita - Eh, no llores más... tranquila - prosiguió aquel susurro. Había posado mi cabeza sobre el brazo derecho y mi oreja había i...