Cuando estás cerca, me generas cambios
- Cuando estás cerca, me generas cambios..., cambios que no puedo describir en este momento y por ese motivo he decidido apartarme un poco de ti para analizar aquello que me produces. Necesito dedicar tiempo a mi persona para conocerme un poco más y saber como estoy, de la manera más sincera y clara posible... no es cuestión de egoísmo, es cuestión de amor propio y creo desde lo más profundo de mi corazón que todo el mundo debería hacer lo mismo. Desde que llegaste a mi vida has desestabilizado mis esquemas mentales y quiero poner orden no sólo en mi cabeza sino también en mi corazón y en mi vida en general... La vida moderna nos lleva a un ritmo que no nos permite pararnos a pensar y sobre todo a sentir las cosas de manera natural, no es culpa de nadie, ni tuya ni mía. Pero debes entender que es una necesidad imperiosa si quiero estar bien conmigo misma.
- Lo entiendo - agachó la mirada en un suspiro de armarse de paciencia - pero yo no pretendía venir aquí a romper tus esquemas ni los de nadie, la casualidad, el destino o quien coño fuese lo ha querido así... el camino de la vida me ha traído a este punto y no puedo remediarlo... yo soy de las que ve las cosas de una forma positiva y de este encuentro casual sacaré algo bueno, estoy segura... Yo no sé qué clase de cambios genero en ti pero sí se los que tú has generado en mí y no hay ninguno malo. Tómate el tiempo que necesites, ordena tu mente, tu vida y si quieres de paso el cajón de los calcetines, quizás cada uno de esos pares desamparados encuentre ya su pareja y puedas volver a usarlos.
- Rocío, ¡cómo eres! Tienes un don para mezclar lo más cotidiano con las inquietudes del alma que no te lo crees ni tú y eso es una de las cosas que tanto me gustan de ti. ¡Los calcetines! Anda qué... - estiró la mano hacia adelante y con el dedo índice acarició la barbilla de la mujer haciendo que levantase la vista del suelo y la pusiese a la altura de su mirada - Dime que lo entiendes pero de verdad.
- Bea, lo entiendo pero me duele que vayas a alejarte de mí, sé que puedo ser algo egoísta a veces y aunque sé que es una necesidad imperiosa tuya yo también tengo la mía.
- Voy a estar cerca si me necesitas como amiga, no puedes pretender pedirme nada más que mi amistad en este momento. No necesito una pareja dependiente que me esté requiriendo mimos constantemente, no quiero que tengas esa necesidad, no es sano ni para ti ni para mí... Sabes que desde que nos conocemos han cambiado muchas cosas en mi vida, se me ha dado un vuelco la vida entera y ahora necesito ordenar mis ideas, es única y exclusivamente por mi bien y si se quiere a alguien hay que desearlo lo mejor, y si lo mejor es distanciarse un poco para ordenar, pues se respeta... no es nada contra ti, es más bien un refuerzo hacia mi persona para poder estar bien con alguien una tiene que estar bien consigo misma. Y tampoco te estoy pidiendo que me esperes, cada persona tiene ritmo distintos y si el tuyo te pide velocidad y vértigo, adelante, sigue tu camino, no es malo.
- No sé.
- Pues por eso, Rocío, por eso mismo... si no sabes quizás debieras pararte a respirar, a oír lo que dice tu interior, permítete sentir las cosas, escucha tus deseos y déjalos fluir.
- Pero yo te quiero con locura, Bea... - le apartó la mano de su cara y volvió a bajar la mirada - quiero estar contigo y lo demás no importa.
- ¿Estás escuchando lo que dices Rocío? Me dices que me quieres con locura... las locuras nos lleva a hacer tonterías, a no pensar, a actuar sin más según vayan pasando las cosas y eso, eso... eso no es amor, es otra cosa... No me quieras tanto y quiéreme mejor. Si quieres un amor incondicional que nunca te va a fallar, adopta a un perro. Cuando tengas un buen día estará ahí para ti, cuando el día sea malo estará ahí para animarte, cuando llueva, cuando nieve, cuando truene... estará ahí y os necesitaréis mutuamente y lo mejor de todo es que jamás te pedirá nada, no intentará cambiarte y aceptará cada uno de tus defectos.
- ¿En serio me estás diciendo que te cambie por un perro?
- No, te estoy diciendo que si quieres experimentas el amor incondicional a todos los efectos es que adoptes un perro... o bueno, una perra también vale, para el caso es lo mismo. Tú me estás pidiendo que te quiera como se quiere a un perrito y no puedo... No puedo llevarte de la mano a pasear, darte premios cuando haces algo bien...
- Te has vuelto un poco loca con estas comparaciones ¿no te parece?
- Es que cuando me miras pidiéndome que te quiera y que me quede a tu lado me recuerdas a Coby, el perro que tenía cuando era pequeña. Y no quiero eso, es algo de lo que estoy segura. Entre dos personas adultas no puede haber esa relación enfermiza de necesidad... somos seres completos e individuales que tenemos que estar a gusto en soledad para poder compartir la felicidad con alguien en los buenos momentos y ojo, hablo de compartir Rocío, compartir... no ser la causa de la felicidad de la otra persona... No has oído aquello de que las alegrías compartidas se multiplican y las penas se dividen?
Las dos mujeres continuaron hablando y divagando largo rato sobre aquella situación hasta que en el momento de la despedida se fundieron en un abrazo largo sincero.
- Te echaré de menos Bea.
- Y yo a ti Rocío, de verdad.
Estuvieron tiempo sin verse aunque intercambiaron algunas misivas electrónicas en forma de email y WhatsApp, se contaban algunas cosas y hablaban del tiempo a veces y la relación pareció enfriarse. Meses después dos perros de tamaño mediano, uno rubio y otro color chocolate se cruzaron por una playa de la costa gallega, se saludaron cordialmente para luego ponerse a jugar mientras las humanas caminaban hacia ellos desde la lejanía. Aquellas dos figuras femeninas se reconocieron al acercarse un poco y sin mediar palabras se abrazaron, eran Bea y Rocío tras casi un año sin verse en persona.
- Ahora sé lo que es el amor, gracias por haberme aconsejado sobre adoptar a un perro.
Un cuento para Beth de @itcan_lovedogs de Instagram.
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